La UE impone el punto final a los descartes, ni un pez por la borda: ¿hacia una pesca sostenible?

El descarte en pesca consiste en devolver al mar las capturas no deseadas, vivas o no, por no alcanzar la talla mínima o porque el pescador no dispone de cuotas para una especie. La nueva Política Pesquera Comunitaria (PPC) introdujo el pasado 1 de enero como medida estrella la obligación del desembarque de todo lo capturado en puerto. El objetivo es la erradicación de la práctica de tirar peces por la borda, considerada un despilfarro.

¿Conseguirá la nueva medida de la UE una pesca más sostenible?

¿Cómo afecta a las flotas españolas?

Hasta ahora los pescadores españoles practicaban el descarte por la obligación de cumplir con unas cuotas, no de forma voluntaria. Si un buque tiene permiso para pescar merluza, gallo y rape, pero en su zona también hay otras especies, como eglefino o bacalao, nos obligaban a tirarlos al mar si entraban en la red. Con la nueva normativa eso cambia. Habrá que llevar todo a puerto, explica Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca, Cepesca.

La obligación del desembarque se aplica de forma progresiva según pesquerías entre los años 2015 y 2020. Este año comprende especies como la caballa, el jurel, la anchoa y la sardina (especies pelágicas). El año que viene, también a la merluza (demersales). Toda la flota española y todos los caladeros nacionales: Cantábrico, Golfo de Cádiz y Mediterráneo, se ven afectados. El desembarque implica que la tripulación debe subir a bordo todo el pescado capturado, anotar las cantidades en el diario de a bordo, distribuirlo en cajas, con su hielo, y llevarlo al puerto. Si se capturan especies para las que no se tiene una cuota asignada, se deducirá la cantidad de las especies que sí se tienen adjudicadas.

En el caso de los ‘pezqueñines’ (los juveniles) y otras especies sin valor la norma dice que no se podrán utilizar para consumo humano. Una pesca más limpia La filosofía que subyace en el desembarque obligatorio es que si la pesca no se controla, se extinguen las poblaciones y la actividad dejará de ser económica y ecológicamente viable. La Unión Europea confía en que obligar a desembarcar todo el pescado llevará a las pesquerías a ser mucho más selectivas con las capturas.

El objetivo último es una pesca más limpia.

El subdirector general de Caladero Nacional, Aguas Comunitarias y Acuicultura del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Ramón de la Figuera, vincula el apoyo de España a la reforma a que no se puede permitir un desperdicio de proteínas de amplio valor biológico, aunque reconoce que es una medida «difícil de implementar, y anuncia que el Gobierno impondrá el principio de máxima flexibilidad en la aplicación. Si se aplica mal puede tener efectos perniciosos: como la creación de un mercado negro de pezqueñines o que se dispare exageradamente la acuicultura El responsable de pesca de la organización ambientalista WWF, Raúl García, se muestra escéptico con los resultados de la medida estrella de la política pesquera comunitaria.

A su juicio, la Unión Europea ha confundido el objetivo con la herramienta. Eliminar los descartes no deja de ser una herramienta que no es sencilla y que si se hace mal además puede tener efectos perniciosos como, por ejemplo, la creación de un mercado negro de pezqueñines o que se dispare exageradamente la acuicultura, así como causar graves efectos ecológicos en cascada, denuncia García. En el Norte de Europa no hay cultura de comer pezqueñines, pero aquí en España los juveniles se cotizan.

Si obligas a un pescador a traerlos a puerto, si está el inspector lo retirará. Pero si no está puede tener la tentación de comercializarlo, en su furgoneta particular, que en verano alcanzan los 30/40 euros el kilo, advierte García. Su asociación, WWF, está también muy preocupada por el efecto que la extracción a tierra de un millón de toneladas de biomasa al año de descartes pueda tener en la supervivencia de aves y otras especies carroñeras. Creemos que la UE se ha precipitado, nos hemos obsesionado con los descartes y lo que sería necesario es apostar por un incentivo a la selectividad de la pesca y haber usado el desembarque como castigo más que como norma, asegura García. Este experto vaticina que los mecanismos de flexibilidad que contiene la ley harán imposible erradicar los descartes. Los pescadores, de hecho, tendrán la posibilidad de tirar por la borda hasta un 7% de pescado si se demuestra que no pueden mejorar sus artes. Pero es que ni Noruega ha conseguido llegar a cero descartes en 30 años, asegura García.

¿Qué se hará con el pescado?

El secretario general de la patronal Cepesca, Javier Garat, admite que el desembarque supone una carga extra de trabajo para el sector. Primero hay que anotar a diario lo que se cautiva, independientemente de si se descarta o se lleva a puerto. Se podrá seguir tirando por la borda un pequeño porcentaje, por flexibilidad, pero si se tira también se debe anotar y una vez se alcance el máximo de descarte permitido ya no se podrá tirar absolutamente nada. Ni siquiera una caballa que entra en la red y es de talla inferior a la legal.

Cepesca opina que en las pesquerías de jurel, caballa, anchoa y sardina, las que ya tienen la obligación este año de desembarcar lo capturado, los problemas van a ser mínimos porque nunca han tenido muchos descartes y con las nuevas tecnologías la mayoría puede saber el tamaño de los peces antes de pescar. Sin embargo, vaticina que el año que viene las pesquerías que usan artes mixtas, por ejemplo con la merluza, y faenan en caladeros con hasta veinte especies de pescados van a tener serios problemas debido a las bajas cuotas asignadas a España. Cabe la posibilidad de que los pescadores tengan que amarrar el barco antes de tiempo, advierte Gerat, Con las consecuencias que eso tiene para todo un sector, armadores, pescadores, puertos y toda la industria que rodea al barco, que es mucha.

La normativa exige que el pescado de descarte que llega a puerto no podrá usarse para consumo humano. Su uso será principalmente para pienso de animales, aditivos alimentarios, cosméticos, fármacos y, sobre todo, harinas y aceites de pescado. Los expertos consultados consideran que la medida supone un impulso a industrias que en España están infradesarrolladas. Solamente tenemos una fábrica de harina de pescado, que está en Valladolid, mientras Reino Unido tiene 30, según señala García, de WWF.

La industria de la transformación

La Unión Europea confía en que al obligar a desembarcar todo el pescado, las pesquerías sean mucho más selectivas con las capturas Xulio Valeiras, del Instituto Oceanográfico de Vigo, es el responsable de un proyecto que ha elaborado un mapa de los descartes de flotas de arrastre de 20 puertos de la cornisa cantábrica y gallega, cofinanciado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Además de editar un atlas con sus resultados, han puesto en marcha una web y una aplicación móvil en la que se puede comprobar, por zonas y pesquerías, la cantidad de descartes que se han producido entre los años 2003 y 2013.

El equipo de Valeiras ha constatado la preocupación existente en las flotas por la estrategia europea del fin de los descartes. Los pescadores están preocupados porque para ellos es un problema. Ellos dicen que no tienen suficiente información de la obligación de desembarque y se quejan de que en tierra la llegada de todo ese pescado no está organizado. El portavoz de la patronal, Javier Garat, confirma que la preocupación de las flotas del Cantábrico es compartida en el Mediterráneo y en el Golfo de Cádiz. A ver cómo se organizan los puertos y las empresas que comercien con los pescados en un mercado distinto al del consumo humano. Eso sigue siendo una verdadera incógnita.

Además, todavía está pendiente de aprobación el ‘Reglamento Omnibus’ que adecuará las medidas de control a la obligación del desembarque. El Parlamento Europeo lo llevará a votación del pleno de abril. Pero en cuanto a control no habrá problemas en España», asegura Garat, Sobre todo en los últimos tres años, tenemos la política de control más dura y exigente de la historia, tanto en el mar, como en puerto, como en tierra.

Fuente: http://www.20minutos.es/noticia/2386550/0/descartes-pesca/final/obligacion-desembarque/